Psicología
En el programa de rehabilitación cardíaca contamos con un equipo multidisciplinar entre los cuales colabora el Servicio de Salud Mental.
Existen numerosas variables psicológicas que pueden ser factores de protección y factores de riesgo para los pacientes con patología cardíaca y que a la vez inciden en el pronóstico de este proceso, influyendo en el estado de salud futuro y en la reincorporación del paciente a una vida satisfactoria después de un evento cardíaco.
A continuación, se expone una revisión de los aspectos relevantes a tener en cuenta a nivel psicológico del paciente coronario.
Impacto emocional del evento cardíaco y sus consecuencias
Entre los pacientes que han padecido un evento cardíaco hay una elevada incidencia de cuadros de ansiedad y depresión, caracterizados por la presencia de miedo a padecer un nuevo evento o a morir por causas cardíacas, de preocupación por la salud, de invalidez, de incertidumbre acerca del futuro, de irritabilidad y de culpabilidad por la conducta previa. Tales trastornos emocionales no guardan relación con la severidad de la enfermedad, sino más bien, con la evaluación que el sujeto hace de su situación, independientemente de la severidad real del trastorno orgánico.
Otro aspecto relevante son los síntomas funcionales, es decir: dolor torácico, fatiga, palpitaciones... que no tienen relevancia a nivel cardiológico, sino que son muestra de la preocupación y de la ansiedad que tiene la persona por su estado de salud y no producto de una descompensación de su corazón.
Además de ansiedad y/o depresión también se ha descrito otro patrón, aparentemente opuesto, caracterizado por la negación de la importancia del episodio cardíaco y sus consecuencias. Esta situación de aparente optimismo puede resultar falsamente favorable, pero en realidad es una reacción de riesgo a medio y largo plazo al obstaculizar la adherencia a las recomendaciones terapéuticas.
Cambios en actividades habituales
Las consecuencias psicosociales del infarto muestran que, tras el abandono del hospital, la cantidad y el disfrute con las actividades (sociales, de ocio, sexuales...) realizadas por el paciente se ve reducida. A veces esta drástica disminución no está justificada por las limitaciones físicas ni por indicación médica sino por el miedo a padecer un nuevo infarto.
Por el contrario algunos pacientes muestran un exceso de actividad probándose a sí mismos la buena recuperación, cuando en realidad es fruto de la negación de la enfermedad resultando inadecuado para la recuperación del proceso.
Reincorporación laboral
Hay una gran variabilidad en relación a la incorporación del paciente a la actividad laboral debido a la cantidad de factores implicados: médicos, sociodemográficos, culturales, económicos, característicos de la propia actividad laboral, factores psicológicos...
Variables como la ansiedad, la depresión, el tipo de personalidad y las expectativas pesimistas sobre la evolución de la salud futura influyen negativamente en la reincorporación al trabajo.
A pesar de lo expuesto, debe tenerse en cuenta que un cierto número de pacientes, generalmente los que muestran reacciones de negación como defensa emocional al evento cardíaco, se reincorporan precipitadamente a su trabajo, debiéndose considerar también este hecho como un riesgo en la rehabilitación.
Hay que tener en cuenta que la reincorporación laboral en muchas ocasiones no depende exclusivamente del paciente ya que los servicios de Inspección Médica encargados de las altas y bajas laborales son los entes especializados en tomar este tipo de decisiones, valorando la gravedad de la enfermedad y el tipo de trabajo desarrollado.
Ámbito familiar
Se producen cambios en el ámbito familiar tras un evento cardíaco como reacciones de ansiedad, preocupación, miedo a la repetición del infarto, conductas sobre protectoras... especialmente en las parejas e hijos de los pacientes. Igualmente, a veces aparecen conflictos entre el paciente y sus familiares en cuestiones relacionadas con la adherencia a los tratamientos y las recomendaciones sobre los cambios en el estilo de vida.
El nuevo rol que ocupa el paciente dentro de la familia suele ser muy diferente al que venía ocupando antes del evento, produciendo malestar tanto en el paciente como en la familia. En algunos casos ésta suele sobre proteger en exceso al paciente limitando sus deseos de volver a la normalidad rápidamente, lo cual puede generar en el paciente sentimientos de minusvalía o frustración por la pérdida del rol anterior. La enfermedad coloca a la persona en un lugar de vulnerabilidad, de dependencia, girando la vida familiar entorno a él. En otros casos es el paciente el que adopta este rol de enfermo con una actitud pasiva y dependiente, lo cual también tiene efectos sobre la dinámica familiar.
Factores de Protección de Riesgo Coronario
Los objetivos de la rehabilitación cardíaca no sólo incluyen la adaptación satisfactoria del paciente infartado a los distintos ámbitos de funcionamiento cotidiano, sino que contemplan igualmente la reducción del riesgo de la repetición. Por ello es importante tener en cuenta que existen factores tanto de riesgo como de protección no sólo previos al primer evento, sino para prevenir la probabilidad de nuevos episodios cardíacos.
Entendemos por factores de Protección aquellas habilidades de las personas o aspectos del entorno que favorecen el desarrollo integral de la persona. Se pueden dividir en factores de protección personales, familiares o sociales. Dentro de los personales se encuentran aspectos como la capacidad para resolver problemas, el equilibrio entre estabilidad y flexibilidad, la capacidad de buscar apoyo en otros, tener objetivos y límites realistas, la capacidad de reflexionar sobre las dificultades de la vida, la honestidad, el amor, la vitalidad, la sinceridad... Como factores protectores familiares se encuentran unas relaciones familiares afectivas y armoniosas, la comunicación fluida en el entorno familiar, la participación activa en las tareas del momento vital (consolidación de la pareja, crianza y formación de los hijos...). Finalmente, como factores protectores sociales está la estabilidad económica, unas buenas condiciones laborales, los recursos sanitarios y un entorno social que promueva estilos de vida saludables
Se entiende por factores de riesgo (FR) coronario aquellos que pueden producir o aumenta la probabilidad de sufrir un evento cardíaco. Algunos de ellos no son modificables como la edad, el sexo, los antecedentes familiares, la diabetes puesto que tienen que ver con las condiciones genéticas o físicas y no pueden ser cambiados. Otros factores sin embargo pueden ser modificables y dependen de las conductas y las actitudes que tengamos. Algunos son orgánicos como el colesterol, los triglicéridos, la hipertensión, el consumo de tabaco, el exceso de peso, la inactividad física. Son orgánicos, pero tienen relación con el comportamiento y podemos hacer algo para cambiarles. Otros factores de riesgo modificables son emocionales como el estrés, la ira y la hostilidad, algunos tipos de personalidad, la depresión y la ansiedad, la falta de apoyo social...
Salvo los FR no modificables, el resto de variables o son conductas que hacemos o son consecuencias directas de conductas, con lo que podría pensarse que los factores de riesgo coronario no son algo que nos viene en la vida, sino más bien algo que tiene que ver con lo que hacemos en la vida.
En CONCLUSIÓN...
Los aspectos descritos anteriormente forman parte de una reacción normal y sana cuando uno pierde la salud. Forma parte de un proceso de adaptación a una nueva circunstancia personal o interior pero también a un nuevo contexto que ha cambiado a consecuencia de nuestro evento cardíaco.
En este proceso de cambio se pueden manifestar emociones negativas que pueden prolongarse en el tiempo y aumentar la intensidad. Siendo en este caso recomendable una valoración más especializada.